Un
lugar común dicta que nunca terminamos de conocer a la pareja. Ese es uno de
los planteamientos de la película The
Attack (Líbano| Francia| Catar| Bélgica, 2012), de Ziad Doueiri. Sin embargo, la historia no se queda en una anécdota meramente
amorosa, para plantear un problema de mucho mayor calado: el compromiso de
colaborar o no con la ley cuando los perjudicados son personas cercanas.
Amin
Jaafari (Ali Suliman) es un prestigioso cirujano árabe que ha sido acogido por
Israel como un ciudadano más. Sin embargo, un día recibe una noticia: su esposa
de origen palestino Siham (Reymond Amsalem) ha muerto en un atentado terrorista
en Tel Aviv. La situación empeora cuando las autoridades le dicen al médico que
su mujer no es una víctima, sino la principal sospechosa: una mártir suicida.
Atormentado por las dudas, Amin viaja hasta Palestina para tratar de descubrir
la verdad.
La
crítica Marsha McCreadie (ver su comentario en rogerebert.com del 26 de julio
de 2013) elogia la película porque, desde su perspectiva, no toma partido por
ninguno de los bandos del conflicto Palestina-Israel, al mismo tiempo que
profundiza en la psicología de su personaje principal, sometido a la prueba de
su vida. Nuestra opinión es muy distinta y al lector le avisamos que nos disponemos
a revelar detalles de la trama.
Al
principio Amin es un viudo indignado con los terroristas que, según él, le han
lavado el cerebro a su esposa, una víctima más. Sin embargo, basta una visita a
la antigua ciudad de su infancia, en Nablus, así como un par de conversaciones
con su familia y los terroristas locales, para sentirse sumido en dudas. The Attack no es una apología del
terrorismo, sino una muestra de lo delgada que es la línea entre el
acercamiento con “la otredad” (como se estila decir en estos tiempos) y la
complicidad con criminales.
La
mejor amiga de Amin, Kim (Evgenia Dodena), quien lo arriesga todo para ayudarlo
cuando cae en desgracia y la policía lo considera un sospechoso, le reprocha en
una escena clave que no acuse con la policía israelí a los terroristas, con los
cuales se ha reunido. Esa “recién descubierta ambivalencia” del personaje, como
dice McCreadie en su crítica, se supone tendría que demostrar la complejidad
del problema. La actitud de Amin, sin embargo, da la razón a las personas que,
en torno suyo (vecinos, colegas) lo rechazan con ejemplar energía.
Caben
también otras interpretaciones, más allá de la idea de McCreadie de que estamos
ante una película antibélica, cuando queda claro que la armonía entre ambos
bandos es harto difícil. Cuando Amin visita Palestina nos enteramos de que ha
abandonado a su hermana y a otros parientes, con quienes no tenía contacto
desde la década de los noventa. El final de la película da cuenta de una
decisión: la idea de compensar a su parentela palestina, de la cual se había
desatendido, con su silencio cómplice. Por eso decíamos que The Attack va más allá de la anécdota amorosa,
para contar la historia de un converso. Si acaso la película no toma partido, como
dice McCreadie (nosotros pensamos lo contrario) el personaje sí.
En
otra escena, Moshe (Uri Gavriel), el policía encargado de investigar el caso,
acusa a Amin de echar por tierra la confianza que Israel tiene en sus
ciudadanos árabes. Al principio, cuando Amin rechaza por completo a los terroristas,
el reproche del policía puede parecer injusto. Pero luego, cuando Amin oculta
pruebas que pueden conducir al arresto de los culpables, el espectador tiene
que reconocer que el capitán Moshe tiene razón. Es decir, si un aprendizaje
puede extraerse de la película, ese no tiene nada qué ver con el pacifismo.
La
izquierda indefinida, como se sabe, ha hecho de la crítica sistemática contra
Israel una de sus constantes, mientras defiende acríticamente la causa de
Palestina. Se ha llegado al extremo de comparar a los judíos con los nazis,
como lo hizo en una desafortunada ocasión el premio Nobel de literatura José Saramago.
¿Cuáles
son los argumentos de los palestinos en la película? Escuchamos sus
explicaciones, pero nada que justifique el asesinato de niños judíos, como
ocurre en la película. The Attack
inclina la balanza por la causa de un Israel traicionado por los extranjeros
que acoge. Algo insólito.
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