Parecerá
mentira para quienes a estas alturas todavía alberguen prejuicios acerca del
cine dirigido a los niños y sus padres, pero una de las mejores películas que
ha hecho Nicolas Cage en estos años de
líos con el fisco es Los Croods (The Croods, EUA, 2013), de Kirk De Micco
y Chris Sanders, la alocada comedia acerca de una familia de la Edad de Piedra
que se ve forzada a buscar una nueva casa cuando las placas tectónicas de la
región donde vive comienzan a moverse: cosas de la prehistoria, ya se sabe.
Así,
aunque muchos tal vez lo duden, parece buena idea que Cage haya dejado de lado
su habitual gusto por las películas de acción que tanto han hecho por demeritar
su carrera, para refugiarse en el cine animado. Todo ello sin perjuicio de
que otros intentos recientes de Cage, como el thriller Vengador anónimo (Seeking Justice, 2011), de Roger Donaldson, donde el actor norteamericano interpreta a un ciudadano común
acosado por un grupo de vigilantes, también tiene su mérito.
Pero
volvamos a Los Croods. En ella, Grug
(Cage) es un padre sobreprotector que vive refugiado con los suyos en una
cueva, de la cual solo sale de día para cazar. Lo acompañan su esposa Ugga
(Catherine Keener), su hijo Thunk (Clark Duke), la suegra, Gran (Cloris
Leachman) y hasta la bebé Sandy (Randy Thom).
Destaca
en el grupo la hija mayor de Grug y Ugga, Eep (Emma Stone), una chica rebelde e
independiente que anhela conocer el mundo más allá de los estrictos límites
impuestos por su padre. Con las historias con las cuales aterroriza a la
familia cada día, Grug defiende la idea de que intentar cosas nuevas es
peligroso, así que siempre hay que tener miedo. En uno de los aciertos del
filme, vemos que Grug usa las paredes de la caverna para ilustrar sus
enseñanzas: las pinturas rupestres de las cuales se habla con tanta solemnidad
aquí responden a los inventos del padre.
Grug,
ya lo hemos dicho, es un sobreprotector, sin embargo eso no implica que no haya
peligros en la zona, después de todo estamos en la Edad de Piedra. Hay un
estilizado tigre dientes de sable (llamado Chunky) y otros depredadores, acaso
míticos: los guionistas y los animadores parecen haber construido una fauna
especialmente para la cinta, con ballenas que andan por la tierra y otras
criaturas, como esos pájaros carnívoros que aterran a la familia en una escena.
Luego
de un terremoto, la familia tiene que buscar un nuevo hogar. Los ayudará en esa
pesquisa un amigo de Eep, Guy (Ryan Reynolds), quien está en las antípodas de
Grug, porque es un joven innovador capaz de manipular el fuego, nada menos.
De
entrada el prólogo de la película, en el cual se explica al espectador la
situación de los Croods, de inmediato sienta las bases de una violencia
presentada con el desenfado propio del humor negro. De ahí en adelante, el slapstick, la comedia de golpes y
caídas, será una de las constantes.
Como
destaca el crítico español Javier Ocaña (“El miedo del troglodita”, El País, edición del 22 de marzo de
2013) y como es habitual en este tipo de trabajos, la película reivindica
ciertos valores familiares, ahora con una enseñanza algo obvia que tiene que ver con
la crítica de la sobreprotección paterna; al mismo tiempo, a la manera de uno
de esos libros de superación personal, los guionistas de Los Croods nos hablan
de las bondades de las ideas innovadoras (todo ello con la gracia propia de una
animación de DreamWorks). De ahí que sea predecible cuál va a ser la evolución
del personaje principal. O el final de la cinta, semejante a tantas otras.
Como
ocurre en la serie de La era del hielo,
los depredadores y sus víctimas terminan por formar extrañas familias, una armonía contra natura que no es obstáculo para que al mismo tiempo grupos tan
variopintos vean enriquecido su potencial cómico, como efectivamente ocurre en Los Croods.
Lo
mejor es la caracterización de la familia de Eep como un grupo brutal y
montaraz, quien hace prisionero al pobre Guy. En la interacción de ese joven más
sofisticado con una familia que cree que el fuego se apaga con hierba seca
radican los momentos más acertados de la película.
[Publicado originalmente en el periódico mexicano Primera Plana, edición del 26 de julio de 2013]
[Publicado originalmente en el periódico mexicano Primera Plana, edición del 26 de julio de 2013]
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