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viernes, 29 de marzo de 2013

Dioses, naufragios y vida

Ang Lee es uno de los cineastas más polifacéticos de la actualidad, debido a que ha explorado desde la épica maravillosa de artes marciales en El tigre y el dragón (2000), hasta su replanteamiento de las películas de vaqueros al uso en su historia de amor homoerótico Brokeback Mountain (2005). Eche un vistazo el espectador a la lista de sus películas y descubrirá tanto un drama de época como Sentido y sensibilidad o una cinta de superhéroes como Hulk.
A quien eso le parezca poco, que busque su thriller de espionaje ambientado durante la II Guerra mundial, Deseo, peligro (2007). O su mirada a los cambios sociales de los setenta en Norteamérica, La tormenta de hielo (1997), con la impronta de una nueva sexualidad. O la historia de una familia china y sus problemas, con la gastronomía como referente en Comer, beber, amar (1994).
Por eso no sorprende que su nueva película sea una cinta de aventuras, llamada precisamente Una aventura extraordinaria (Life of Pi, EUA, Taiwan, 2012), recuento de la increíble experiencia de un joven indio (Suraj Sharma), quien después de un naufragio se ve forzado a convivir con un tigre a bordo de una pequeña embarcación.
Gran parte de los hallazgos de Una aventura extraordinaria son tecnológicos: los planos en que el joven Pi se enfrenta con los animales son de un realismo extraordinario; ni hablar de la escena del naufragio. En cambio, nada podemos comentar de su uso del 3D, que tantos entusiasmos ha despertado, por lo que dejamos la tarea para quienes hayan tenido oportunidad de ver esa versión.
Conocemos las hazañas de Una aventura extraordinaria gracias al adulto Pi (Irrfan Khan), quien relata su apasionante historia a un escritor (Rafe Spall), así que para empezar sabemos que el personaje ha salido ileso de su enfrentamiento con una hiena, o con el mar embravecido.
A pesar de que las ideas de Pi acerca de la religión son de una ingenuidad por lo demás muy difundida (en un diálogo, Pi asegura que puede profesar sin problema varias religiones monoteístas a la vez), la complejidad de la película desmiente sus disquisiciones pseudoteológicas, como queda claro en el último plano de la película.
¿Cuál es la idea de religión que subyace en Una aventura extraordinaria? Después de sus experiencias con el islam y el catolicismo, Pi se enfrenta con el origen de lo divino: una bestia, un tigre de Bengala, capaz de infundir pavor, pero que luego puede ser controlada. O no. Tal y como le ocurrió al hombre del paleolítico durante su trato con los tigres dientes de sable, por ejemplo, así como con otros animales, interpretación que debemos al filósofo español Gustavo Bueno.
Una aventura extraordinaria no es la simple historia de un joven que en el trance de convertirse en hombre tiene que derrotar un tigre (mero símbolo de una Naturaleza indomable, dicen), sino que cuenta el choque entre un hombre y un dios. Todavía más: no solamente un hombre, sino un indio católico que antes ha sido musulmán. Su vida se corresponde con las fases históricas de la religión.
La relevancia de los animales no es anecdótica, como lo prueba la aparición de la ballena, los suricatos, la hiena, la cebra, la rata… Remitimos de nuevo al último plano de la película, que da cuenta de un misterio que al personaje, a pesar de toda su experiencia vital, le parece indescifrable. Todo ello cuando antes, al principio de la película, ha accedido a compartir su sabiduría con el escritor.
Críticos como el mexicano Leonardo García Tsao han hablado de que Una aventura extraordinaria es la primera incursión de Lee en lo fantástico (“La rifa del tigre”, La Jornada, edición del 29 de diciembre de 2012). Una afirmación acaso demasiado comprometida cuando buena parte de lo que Pi relata oscila entre el prodigio y la alucinación.
En contra el filme tiene sus elementos de superación personal, aunque al final resultan inoperantes, como hemos tratado de explicar, por la auténtica complejidad de los asuntos que Una aventura extraordinaria aborda y que terminan por desmentir al Pi adulto, desconcertado ante su inaprensible experiencia. Con todo y sus aspectos más chocantes, Ang Lee ha vuelto a enriquecer una trayectoria ya de por sí muy atractiva.

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