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viernes, 6 de septiembre de 2013

Pasión prohibida y comedia

Melanie Lynskey es un nombre que sonará desconocido para muchos, aunque probablemente haya mejor suerte si probamos con uno de los papeles que ha interpretado esta actriz: Rose, la vecina acosadora de Charlie Harper (Charlie Sheen) en la serie de televisión Dos hombres y medio (Two and a Half Men).
Sin embargo, a pesar de sus dotes para la comedia, la intérprete neozelandesa tiene en su haber películas dramáticas, acaso opacadas por su desempeño desde 2003 hasta la fecha en la famosa serie que hemos citado. Para no ir más lejos, ¿cuántos recuerdan su debut en Criaturas celestiales (1994), de Peter Jackson, al lado de Kate Winslet? Si comparamos la trayectoria que han tenido ambas actrices  entenderán a lo que me refiero: la segunda es una estrella internacional, mientras que el perfil de Lynskey es mucho más discreto.  
En este espacio ya hemos comentado películas como Un lugar donde quedarse (2009), de un director muy célebre, Sam Mendes, en la cual nuestra actriz interpretaba un papel secundario aunque de cierta importancia. Un rol nada cómico, por cierto: Lynskey era una mujer imposibilitada para la maternidad, a pesar de que deseaba con fervor tener un hijo.
Ahora vamos a ocuparnos de una cinta más reciente, Hello I Must Be Going (que podría traducirse como “Hola, ya me tengo que ir”), producción norteamericana de 2012 dirigida por un actor de televisión, Todd Louiso. La falta de contundente fama en los nombres que citamos no debe ser obstáculo para disfrutar de una película muy valedera, como esperamos demostrar.
Hello I Must Be Going es la historia de Amy (Lynskey), una mujer madura, de 35 años, quien se ve obligada a regresar a vivir con sus padres cuando su matrimonio fracasa. Hundida en la depresión, Amy tiene que lidiar con la insistencia de quienes la rodean y tratan de convencerla (con más empeño del que ella quisiera) de que rehaga su vida.
En un alarde de rebeldía insólito en alguien de su personalidad, la mujer emprenderá una aventura amorosa con un joven de 19 años, nada menos que el hijastro de un cliente muy importante del padre de Amy. Pasión en terreno minado, aunque con efectos no trágicos sino llenos de un cierto tipo de comicidad, mucho más sutil de lo acostumbrado en el cine estadounidense más comercial.
Louiso y su guionista, Sarah Koskoff, tienen claro que no les interesa la historia convencional de la mujer que se redime gracias a la llegada providencial de un príncipe azul, como si se tratara de un cuento de hadas. Por eso la reivindicación de la protagonista se lleva a cabo de otra manera.
Y si bien es cierto que la aventura con el joven es un tópico recurrente en muchas de las películas entusiastas del encomio del volver a empezar, de la nueva vida femenina, en Hello I Must Be Going no hay rastro de idealización sin freno. Jeremy (Christopher Abbott), el amante de Amy, es un muchacho sencillo, que no puede evitar la fantasía de una vida en común con una mujer varios años mayor que él. Sin embargo, no estamos ante un caso de obsesión; tampoco ante un film erótico que muestre los detalles de la pasión entre mujer y muchacho. En cambio, hay una historia de genuina complicidad. 
Los caminos hacia lo cómico, ya se sabe, son múltiples. Louiso recurre a elementos para nada aparatosos, como la camiseta, que Amy lleva con descuido: un objeto que cumple su función silenciosamente en varias escenas como emblema de la dejadez.   
Otros recursos, en cambio, son musicales, como las canciones de la cantante de folk Laura Veirs y la forma en estas que se integran en la historia. O las películas de los hermanos Marx, que Amy ve sola y mientras llora, desconsolada.
Pocos subgéneros hay en el cine norteamericano más necesitados de renovación como la comedia roántica. Por eso la búsqueda de la película que hoy ocupa esta página nos parece necesaria: por su voluntad de no participar de forma estridente ni grotesca en el debate acerca del futuro de un personaje como la mujer divorciada, soltera con una edad “inconveniente”. Amy no es Bridget Jones: es alguien más. Hay que conocerla. [Publicado originalmente en el semario Primera Plana, edición del 06 de septiembre de 2013]

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