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lunes, 28 de octubre de 2013

La tecnología salva ingenuidades

Mucho se comentará en las próximas semanas el alarde tecnológico de Gravedad (Gravity, EUA, 2013), la más reciente película de producción norteamericana del director mexicano Alfonso Cuarón. Los elogios se incrementarán de seguro si provienen de quienes la han visto en 3D (tal es nuestro caso) o bien en una pantalla IMAX.
El principal acierto de Gravedad es un resultado de lo anterior: el “realismo” con el cual representa las dificultades de una misión en el espacio. Ryan Stone (Sandra Bullock) es una doctora que participa como especialista en una misión espacial para instalar un nuevo artefacto en una nave norteamericana situada en la órbita terrestre; para ayudarla la acompaña el experimentado astronauta Matt Kowalski (George Clooney).
Todo se desarrolla rutinariamente hasta que ocurre un accidente: los rusos destruyen con un misil uno de sus satélites, lo cual provoca una lluvia de restos que destroza el lugar donde trabajan los norteamericanos. Así, Bullock y Kowalski se quedan a la deriva en el espacio, mientras tratan de sobrevivir y volver a la Tierra.
Como decíamos al principio, Cuarón y su coguionista, Jonás Cuarón (además su primogénito), con la colaboración de su fotógrafo habitual, el también mexicano Emmanuel Lubezki, tienen el gran mérito de hacer creíbles las hazañas de Bullock y compañía en el espacio.
Se ha mencionado la influencia de grandes cineastas como Stanley Kubrick y su 2001: odisea del espacio (1968), así como de otros clásicos. Sin embargo, Gravedad está más cerca del desastre marino de El secreto del abismo (1989), de James Cameron, solo que lo que en esta era el mar incontrolable en aquella es otro océano: el espacio exterior, su silencio y la falta de oxígeno.
Como se recordará, en la finalmente fallida cinta de Cameron este intentaba dotar de trascendencia a su película con la intervención de extraterrestres pacíficos muy al estilo de Spielberg. Los Cuarón, en cambio, optan por otro tipo de religiosidad, en torno a los iconos cristianos y los del budismo, en una suerte de ecumenismo muy confuso en el cual radica la principal debilidad de la cinta.
Es decir, mientras que desde el punto de visto tecnológico no hay tacha (al contrario, hay mucho que admirar, todo un espectáculo), Gravedad detenta una confusa religiosidad, como puede verse en las líneas del monólogo final de la protagonista, una científica muy capacitada pero capaz de pronunciar tremendas ingenuidades de corte espiritista que, para colmo, resultan sentimentales en exceso.
Sin embargo, si hablamos de contenidos, en lo que sí acierta la película es en la forma en la cual alude al enfrentamiento entre Estados: el satélite que los rusos destruyen estaba dedicado al espionaje, con lo cual estamos ante una flagrante desaparición de evidencias. O esa forma en la cual la astronauta tiene que saltar de estación en estación, hasta los restos de un artefacto chino.
No obstante, los defectos no son obstáculo para que la cinta, como hemos insistido, sea algo digno de admirarse, sobre todo en las escenas en las cuales los fragmentos del satélite ruso impactan las naves espaciales. O el final de la película (esa última escena), perfecto e impredecible.
Se ha dicho que Sandra Bullock ha interpretado el papel más importante de su carrera. En “Notas sobre Gravity” (Letras Libres, blog En pantalla, edición del 18 de octubre de 2013), Miguel Cane llega a comparar el caso de Bullock con la mancuerna de Nicole Kidman y Lars von Trier; de la misma forma recuerda la pareja formada por Bergman y Liv Ullmann.
Cane y otro crítico, Leonardo García Tsao (ver “Fuera de este mundo”, La Jornada, 19 de octubre de 2013), coinciden en que Bullock sostiene buena parte de la cinta. Y es verdad, pero ambos críticos olvidan que Gravity es la sublimación de papeles previos de Bullock. Por ejemplo, la astronauta tiene que escapar de una situación de peligro en una carrera contra el reloj: justo como le ocurría a la heroína de Speed (Máxima velocidad).


1 comentario:

  1. Parece que no es tan impecable técnicamente, aunque lo apuntado no le quita lo verosímil: http://www.abc.es/ciencia/20131007/abci-errores-pelicula-gravity-pelo-201310071414.html

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