Un día aparece en el pueblo el joven Kyle (Alex Shaffer), nieto de Leo. El chico
tiene una pésima relación con su madre, Cindy (Melanie Lynskey), quien pronto también llegará para amenazar la estabilidad
que Kyle ha logrado bajo el cobijo de la familia de Mike. Todo eso mientras
Cindy amenaza con denunciar los malos manejos del abogado.
El primer mérito de Win Win está en la elección de Paul Giamatti para el rol
protagónico. Igual que en una de sus películas anteriores, Entre copas (Sideways, 2004),
el actor interpreta en esta ocasión a un hombre intachable con vocación de
mártir que, irónicamente, termina muy comprometido cuando se le ocurre cometer
algún desliz. Miles, el experto bebedor de vino que Giamatti interpreta para Entre copas es despreciado por el amor
de su vida cuando ésta se entera de que su pretendiente solapa las
infidelidades de un amigo; ahora, en Win
Win, el abogado tiene que lidiar con la posibilidad de que Kyle se entere
de que está estafando al abuelo Leo.
El protagonista de Entre
copas era un novelista frustrado quien se ganaba la vida como profesor en
una escuela. En Win Win, Mike es un
abogado al frente de un bufete que se desmorona, mientras que su gran pasión es
la lucha grecorromana. Es el entrenador de un equipo juvenil que nunca gana,
mismo que es redimido con la presencia del prodigioso joven Kyle, quien resulta
un luchador experto. Así, el director Thomas McCarthy tiene el mérito de
aprovechar, con éxito, las virtudes de un deporte que en el cine ha tenido una
presencia muy esporádica. Las secuencias que nos muestran el ascenso del equipo
de lucha no son para nada una concesión, sino que son constitutivas de la
historia de la película, sobre todo en la medida en que sirven para definir el
carácter de Kyle, quien no duda en definir el deporte como una forma más de
sobrevivencia.
En otras películas como, digamos, la saga del Karate
Kid, el problema es vencer a rivales de excepción, cosa que en Win Win Kyle tiene más que resuelta. Lo
que importa es ver cómo los personajes resuelven problemas de la vida
cotidiana, lejos de las epifanías de gloria personal contra los demonios
interiores que son tan comunes en el cine de deportes.
El otro hallazgo de la película es Terry (Bobby Cannavale), el amigo de Mike,
quien con su desfachatez sirve de perfecto contrapunto a la seriedad del
entrenador. Lo mejor: la escena de la lucha improvisada frente a la casa,
durante la cual Terry reclama su papel de réferi para mantenerse a salvo. De
nuevo es como si Terry fuera como el pícaro compañero de aventuras que Thomas Haden Church interpretó para Entre copas.
Amy Ryan interpreta a Jackie, la esposa de Mike y su
mejor escena involucra el interés del personaje por Jon Bon Jovi, el héroe local (la película está ambientada en New
Providence, un pueblo de Nueva Jersey, el hogar del cantante). En general, el
desempeño del elenco es excelente.
A propósito de música, en Win Win hay detalles como la canción metalera que el equipo de
lucha libre usa para entrar “a escena”. Y, algo muy importante, la inclusión en
la banda sonora de una composición del grupo norteamericano The National, quien en la secuencia
final de créditos interpreta la balada “Think You Can Win”.
Cine “familiar”, podría decirse, con abundantes
elementos de comedia en una película que tiene alguna escena terrible (la pelea
con la madre o el peligro que se cierne sobre el abogado). Sin embargo, estamos
ante la curiosa aventura de un perdedor al que a veces las cosas le salen bien.
No hay comentarios:
Publicar un comentario